jueves, 27 de octubre de 2005

Tercer asalto

Me detuve un momento en la gasolinera Esso on the Run del periférico, la que está antes de subir a las majadas a comprar un sandwich Teriyaki. Me estacioné casi enfrente de la puerta, sin mayor preocupación ya que casi todo el frente de la tienda es de vidrio, todas las bombas tenían carros y había 6 personas haciendo cola para pagar.

Pero al parecer eso no importó.

El guardia me avisó que el vidrio de mi carro estaba roto. Y en efecto, fui a revisar y faltaba la mochila.

La mochila. Shit!

Qué había en la mochila?

- 2 Cuadernos con apuntes de la U (no que sea estudioso estudioso, pero ahí tenía teléfonos, mis notas, la palabra “Bogotá” escrita a lapicero morado y muchas otras cosas)

- Cartapacio gris con la guía de los cursos, el proyecto, 2 tareas y hojas diversas. Rayos.

- Cartapacio rojo con la fotocopia de mi cédula y el expediente del carro para la SAT. Diablos.

- Las placas del carro (si si, ya lo sé, por qué no las había instalado? Por qué?)

- Mi usb de 256 megas (no tenía ni una semana de tenerlo)

- Mi agenda. Pero los teléfonos estaban en el cuaderno.

- Mis calcomanías de deportes. Waaaa!!

- La Men's Health y la Software Development de octubre (Desgraciados!)

- Mi Biblia y el libro del Secreto de la familia feliz

- Mis Vitaminas, un frasquito con proteína y otro con creatina

- El handsfree del celular. (con éste ya son dos)

- Mis audífonos (ahí si me hicieron un favor, ya tenía que cambiarlos)

- El estuche con todos los CD's importantes: los originales de los cursos de .NET, el libro de ADO, el de VB .NET, el de Web Services, el de Java, el de PL/SQL, el de Oracle, el de Sql Server, el Visual Studio, el MSDN Library, el original del secuenciador Record Producer (y los drivers, los drivers del cable MIDI USB!), ah, y los drivers de la tarjeta de audio, todos los de la compu y otros cds que ya me dio nausea solo de recordarme.

- El libro de Harry Potter y la Piedra Filosofal. Salvajes!.

- Y por supuesto mi querida mochila Nike.

Es la tercera vez que los amigos de lo ajeno me amenizan la existencia. Pero es estadísticamente razonable en una ciudad tan tranquila y ordenada como Guatemala City.

El guardia de seguridad todavía me preguntó "Le robaron algo?" y de veras me tuve que contener para no verlo y comentarle su deficiente desempeño policiaco. Como pude le alcancé a decir "no, nada importante"

Después saqué todos los vidrios del carro y los dejé ahí, en el parqueo. Que barra el guardia.