viernes, 29 de julio de 2011

Supermercado


–Aqui no venden dvds en blanco.

–Podríamos ir a Office Depot, pero por la hora ya debe estar cerrado... o tal vez no.

–Está abierto.

–Pero mucho tráfico... pasemos aquí.

Entramos al supermercado. Fuimos directo a la sección de librería. Ni un sólo dvd a la vista.

–Viste que te dije...

–Take it easy... Tal vez están cerca de las cajas, ahí donde ponen las baterías y todo eso. Aparte, hay manzanas y no tenemos... Mmmm!! Mirá qué rico...

–Qué son? Fuji?

–Y bananitos. Para la avena.

–El mosh...

–Whatever...

Una señora nos sonrió. Hacemos bonita pareja.

–Ah, me voy a llevar estas salsitas para los fideos de mañana. De bolsita, pero ni modo. Y ya nunca encontré la tapaderita de mi trasto para el almuerzo.

–Aquí hay mirá...

–Llevémonos este. O este. Mmmm... Azul o morado?

–Morado.

Viste el trasto, apretaste los labios y los moviste para un lado mientras sopesabas las opciones.

–Va a ser una pieza de conversación post-almuerzo muy interesante –dije.

Te reiste.

–Va, ta bueno.

–Y yo lo que nunca encontré fueron los repuestos para la rasuradora... y parece que aquí tampoco hay.

–Ya te los compré. Los tengo en la casa.

–Los de la Match 3?

–Sí, esos. Se me había ido la onda en decirte.

Me puse radiante.

Llegamos cerca de la caja y había un par de señores tocando guitarra dentro del supermercado.

–Siempre que veo a alguien así, me imagino que sos vos.

–Y vos vendiendo los cds.

Te volviste a reir.

–Su número de Nit?

–Perdón?

–Su número de Nit? –insistió la cajera.

Iba a decir el tuyo, pero entonces recordé que no me lo sabía. Iba a preguntártelo, pero entonces recordé que no estabas.

–Señor...

–El Nit, el Nit, el Nit...

Todo había ocurrido solamente en mi cabeza… Cerré los ojos tratando de recordar mi propio número, pero el absurdo de decir "número del número de identificación tributaria" no me dejaba pensar con claridad... Sí, era eso...

Al fin le di el dato, la tarjeta, firmé, tomé las bolsas y salí a la noche lluviosa, con un montón de cosas que no necesitaba y sin dvd.

Mejor te hubiera hecho caso de ir a Office Depot...

jueves, 28 de julio de 2011

Engaña - Gustavo Cerati

Todo comenzó
en un cuarto que olvidé
el roce de la seda
la despertaba...

Frente al ventanal
nos pusimos a jugar
a decirnos la verdad
que más engaña saber

Recuerdo el mar
soñé estar aquí
y no recuerdo despertar

Empieza bien
y no hay retorno a aquél furor
se rompe la canción
apenas duele

Tal vez me engañé
y es el riesgo de correr
no puedo competir
con la real locura, oh no

Recuerdo el mar
soñé estar aquí
y no recuerdo despertar

Ya no confiaba despertar

Tal vez engañe...



* * *

Más engaña saber...

martes, 26 de julio de 2011

Una vida extraordinaria o el poder de la imaginación - Enrique Jardiel Poncela


Cuando comencé a aburrirme, que fue al acabar de besar manos de señora y de estrechar dedos de caballero, me refugié en un rincón, hasta donde llegaba mejor el perfume de las tuberosas que el escándalo de la orquesta.

Me apoyé sobre una balaustrada que caía sobre el jardín y pensé:

—He aquí todo preparado para una entrevista de amor. Es de noche; hay luna llena; el perfume del jardín sube por la escala de la atmósfera hasta esta terraza; se oye una música lejana y estoy vestido de smoking... Para una entrevista de amor clásico no falta más que una dama extraordinaria junto a mí...

Y apenas me había dicho aquello, a la velocidad terrible del pensamiento (el pensamiento, según los últimos cálculos recorre en un segundo 7.839.456.768 kilómetros), apenas me había dicho aquello una dama apareció en la terraza y se apoyó en la balaustrada a mi vera.

Era alta, muy rubia; llevaba un traje amarillo. Parecía un lápiz Faber. Su cuerpo tenía laxitudes emocionantes, y los ojos eran grandes y ovalados; en el centro de ellos las pupilas asemejaban dos confettis azules, en los que un pintor genial y minucioso hubiera dado dos pinceladitas de purpurina.

¿Tenía veinte años o treinta? Por la frescura de la piel y la firmeza de sus líneas no se hubieran calculado más de veinte. Por la luz fatigada de sus miradas se la habría creído entrando ya en los treinta, y tal vez sobrepasándolos.

Rocé su brazo derecho con mi brazo izquierdo para tener oportunidad de decirle:

—Perdóneme... No la vi entrar. Creí que estaba solo...

—Todos estamos solos aun cuando nos hallemos en medio de una multitud —replicó ella.

Y agregó como explicación:

—Yo he consumido mi vida en buscar alguien que me acompañase y todo lo que he logrado ha sido cambiar constantemente de compañía y no encontrar jamás una compañía eterna.

Suspiró. Me miró tristemente y volvió a mirar la luna, lo cual me humilló porque siempre he creído que la luna es mucho menos expresiva que yo. Pero comprendí que era necesario ponerse a tono con la honda tristeza de aquella dama y murmuré, mirando hacia las nubes:

—Eternidad... ¡oh, Eternidad!

Ella me agradeció mucho aquella elocuencia y crispando una de sus manecitas sobre mi muñeca, susurró:

—Amigo mío... Usted me comprende.

—No sólo la comprendo —dije— sino que ya no podría vivir tranquilo sin contemplar la luna reflejada en el fondo de sus ojos.

Me incliné hacia ella y miré al fondo de sus ojos. No se veía la luna porque la tapaba yo con mi propia cabeza, pero me guardé mucho de decirlo. En aquella postura permanecimos unos segundos. Al final de ellos la dama se enderezó y dijo, gravemente, rechazándome:

—¡Basta! ¡Basta, por Dios!

—¿Cómo se llama usted? —hablé yo sin pizca de lógica.

—Valentina; pero déjeme, por Dios... No me mire más.

—Valentina —exclamé con la entonación de un actor en la escena penúltima del segundo acto—. Valentina.. . ¡Yo necesito mirarte hasta morir!

—Si lo hicieras durante más de unos segundos, ya no podrías separarte de mí, y tu vida sería un infierno.

—¿Un infierno?

—¡Espantoso!

El tono con que pronunció aquella palabra me subyugó. (Hay que recordar que era de noche, que la luna alumbraba la terraza, que hasta allí subía el perfume de las tuberosas, etc., etc.)

Me acerqué a Valentina de nuevo y le dije de un modo imperativo:

—¡Háblame de tu vida!

Ella abrió sus ojos con terror, como si realmente hubiese puesto mi mano en una herida no cicatrizada.

—¡Calla, calla! —suplicó tapándome la boca con las plumas de su abanico.

—¿Tan terrible ha sido tu vida que no quieres recordarla siquiera?

—¡Oh, sí! —murmuró Valentina—. Hablemos de otra cosa.

Diez minutos más tarde habíamos hablado de la dueña de la casa, de lo aburrida que resultaba la fiesta, de las teorías cósmicas de Laplace, del retraso de los trenes, de cómo se conservan las violetas para que no se mustien, del calor que hace en los Trópicos, de los zapatos de brocado, de las leyes de protección a la infancia y de la influencia de Shakespeare en el teatro sueco.

Dudo que nadie haya aprovechado mejor diez minutos.

En realidad, el que había hablado era yo; pero Valentina asentía a todo lo dicho. Se la veía preocupada y con el pensamiento ausente.

Al rato, con esa vuelta al lugar "del suceso", común en las mujeres y en los asesinos de ancianas desvalidas, Valentina empezó a narrarme su agitada existencia.

—Me casé joven: a los diecisiete años —declaró— con un diplomático a quien envenenaba lentamente el whisky. Del brazo de Arnaldo recorrí todo el Oriente, y cuando le sorprendió la muerte en Yokohama, como murió de congestión inesperadamente en el cuarto del hotel, no tuve valor para afrontar la intervención del juzgado y huí a las cuatro de la mañana con un violinista húngaro que desde tiempo atrás me hacía el amor. Matías Malpouski era un hombre raro, que al interpretar determinadas composiciones sufría ataques de nervios espantosos. Una mañana, en el Pera Hotel de Constantinopla, me echó las manos al cuello en medio de un ataque, y desapareció creyendo que me había matado. Un año entero viví sola, adscrita al servicio de contraespionaje ruso. Hasta que, persiguiendo a un espía ucraniano, me enamoré de él y marchamos juntos a Sudamérica. Nos instalamos en un corte de maderas de los bosques del Chaco, y un capataz, a quien mi amor había enloquecido, mató en riña a mi compañero. El capataz robó la caja de la Compañía Maderera y me llevó con él, secuestrada, a Australia. Fue entonces cuando tuve mi primer hijo, que me fue arrebatado y depositado en el hospicio de Sidney. Al año nació el segundo chiquitín, y el capataz se lo llevó, dejándome sola y desamparada. Horacio Fornsendwey, el rey del caucho, me ofreció su mano, y un mes más tarde salíamos, en viaje de bodas, hacia Siam. Mi vida de seis años junto a Horacio fue un oasis en el centro de un desierto. Le amé y me amaba... Hasta que cierta tarde, en Nueva York, el coche de Horacio chocó en el Broadway con un autobús del servicio público y Horacio murió. Viuda de nuevo, con una gran fortuna, me retiré a Escocia, y allí el amor, un amor tumultuoso, me visitó de nuevo en la persona de Ramsday Love, un muchachito de apenas diecisiete años. Le hice comprender lo absurdo de nuestro amor ante la diferencia de edades. Ramsday insistió y yo volví a desengañarle. Se fue, al parecer, convencido; pero al día siguiente aparecía muerto en su cuarto. Se había suicidado por mí... Desde entonces —acabó Valentina— vago de un lado a otro, rodeada de las terribles sombras del pasado y sin hallar la dicha en ningún sitio...

Calló. Hubo una pausa. La historia de la vida de Valentina me había impresionado.

Fui a decir algo, pero en aquel mismo instante una persona entró en la terraza y avanzó hacia nosotros.

Era la señora de Mencheta, una insoportable dama de cuarenta y tantos años, que hablaba con una vulgaridad difícilmente imitable, y a quien solía huir al descubrirla en un salón.

—¡Querido Ricardo! —exclamó avanzando hacia mí—. ¡Cuánto me alegro encontrar a Valentina en tan buena compañía!

Y acercándose a Valentina, la señora de Mencheta la tomó por la barbilla maternalmente.

—¿Verdad que es muy linda? —me dijo.

—Extraordinariamente linda.

—¡Hija mía! —habló, besando a Valentina—. ¿Quién dirá que no tiene más que dieciocho años?

—¿Dieciocho años? —pregunté, sin comprender nada de todo aquello.

—¡Dieciocho! Si hasta el mes pasado no ha salido del colegio de monjas francesas... Su padre y yo hemos preferido que completase bien su educación, y hoy, Ricardo, hemos puesto de largo a Valentina por primera vez y la asomamos a los salones... Quiera Dios que no se case pronto... ¡Cuesta tanto separarse de las hijas...!

Miré a Valentina. Tenía los ojos clavados en el suelo; por las encendidas mejillas rodaban dos lágrimas abrasadoras.

No supe qué decir y bajé al jardín a fumar un cigarrillo.

viernes, 22 de julio de 2011

Canción simple - de Dudoso Background

23

Como sos bien detallista, seguramente ya te habrás dado cuenta que en la barra de la derecha hay un player con música de Dudoso Background.

Así es, de Dudoso Background (mi alter ego) está en ReverbNation. Hurra!!

(Y si no habías notado el player, no problem. Aquí te lo pongo de una manera muy sutíl para que le des play o download:)




Ahora podés descargar mi música en mp3 y ver mi posición en los charts (Sí, ya sé que es sólo una canción y estoy en el sótano de la jerarquía del pop... pero siempre soñé con decir eso...)

La pieza se llama "Canción Simple" y es sólo piano. La grabé ad lib y toda de un tirón, por eso los cambios de tiempo, el montón de reverb y las acordes de 6 notas (los cambios de tiempo porque soy pero bien bueno para guardar el tempo y prefiero que se destartale así con estilo... pero la expresión... la oíste la expresión? la oíste? sí? verdad que sí?).

Cuando la escuchés... imaginate por un momento que es el soundtrack de una tarde muy tranquila que se está convirtiendo en noche, cuando el cielo cambia de humor y sus azules se convierten en infinitos tonos de morado y nubes rosadas... cuando todo se va poniendo oscuro y no te diste cuenta a qué horas se encendió el alumbrado público, cuando estás solo en tu casa y sentís esa nostalgia... cuando tus pensamientos te van atrapando...

miércoles, 20 de julio de 2011

Revelando secretos en una postal


Tener un secreto es un peso terrible para el alma.

Los secretos crean distancia y ponen barreras a la intimidad. Un secreto te puede hacer sentir mucha soledad. Y como guardián del secreto, tenés que gastar energía en mantenerlo y estar atento en cada cosa que hacés o decís para evitar el fin de la civilización tal y como la conocemos.

Exagerado? Así se siente a veces.



Entonces te das cuenta que necesitás confesarlo, necesitás decirlo de una vez para liberarte de todo. Pero, a quién? No causarás mas daño diciéndolo que guardándolo? Te van a entender? No existe la confianza y la seguridad que necesitás cuando llega la proverbial hora de la verdad? Es que no hay quién te acepte tal cual, así de retorcido? No hay redención ni siquiera escribiendo tus secretos en ese correo que nunca enviaste o en ese .doc que está en tu skydrive/documents?

Siempre hay redención. Y la tuya puede venir en la forma de una simple postal.



Personas de todo el mundo escriben sus secretos en postales hechas a mano y las envían anónimamente a PostSecret. Ahí podés leer los secretos más inconfesables, desde los amores más prohibidos, los intentos de suicidio, las confesiones sexuales, hasta esas pequeñas manías que tenemos y que jamás vamos a admitir.



Sin embargo lo especial de PostSecret es que al leer todos esos secretos te sentís más humano, más cerca de las personas, te hace entender, te hace sentir una muy necesitada compasión y ternura por los demás.



Y cuando estas sintiendo eso, te das cuenta que tu secreto está ahí. En palabras de alguien más quizá, pero que siente lo mismo y que refleja exactamente eso que estás sintiendo muy dentro de ti. La ternura y la compasión se extiende ahí, donde la necesitás, en el momento exacto.

No estás solo. Alguien, en alguna parte, está pensando en vos y te está entendiendo. Esa es tu redención.

lunes, 18 de julio de 2011

Good Riddance (Time of Your Life) - Green Day

Another turning point
a fork stuck in the road
Time grabs you by the wrist
directs you where to go

So make the best of this test
and don't ask why
It's not a question
but a lesson learned in time

It's something unpredictable
but in the end it's right
I hope you had the time of your life

So take the photographs
and still frames in your mind
Hang it on a shelf
in good health and good time

Tattoos of memories
and dead skin on trial
For what it's worth
it was worth all the while

It's something unpredictable
but in the end it's right
I hope you had the time of your life

It's something unpredictable
but in the end it's right
I hope you had the time of your life

It's something unpredictable
but in the end it's right
I hope you had the time of your life



Green Day - Time Of Your Life (Music Video) by timkeung2

* * *

You are you
and that is the beginning and the end -
no apologies, no regrets.

And yes,
for what it's worth
it was worth all the while

jueves, 14 de julio de 2011

Amor sin rodeos - Gustavo Cerati

Carretera
las distancias son enormes
más allá del horizonte
la llanura nos espera

A campo traviesa
hacia donde el sol se esconde
donde jamás pude ocultar
mi corazón

Me confesaste
un amor sin rodeos
que la inocencia nos proteja
ahora que todo es más perverso

Por mi cabeza
ya pidieron recompensa
pero no hay precio por robar
tu corazón

Pueblo chico, infierno grande
Somos caballos salvajes
Ya desafiamos la Ley

De trampas se hizo la ley...

Por la ruta
del jinete enmascarado
se escuchan los disparos
preparan la emboscada

Y en alambrados
como pentagramas
los pájaros tocando
tu canción

Pueblo chico, infierno grande
Somos caballos salvajes
Ya desafiamos la Ley

De trampas se hizo la ley...

Porque no hay precio por robar tu corazón
No hay precio por robar tu corazón
No hay precio por robar tu corazón

Yeah...





* * *

oye...

veo...

:)

El jinete enmascarado sabe
que por estas cosas
no hay precio

lunes, 11 de julio de 2011

El amor que no podía ocultarse - Enrique Jardiel Poncela


Durante tres horas largas hice todas aquellas operaciones que denotan la impaciencia en que se sumerge un alma: consulté el reloj, le di cuerda, volví a consultarlo, le di cuerda nuevamente, y, por fin, le salté la cuerda; sacudí unas motitas que aparecían en mi traje; sacudí otras del fieltro de mi sombrero; revisé dieciocho veces todos los papeles de mi cartera; tarareé quince cuplés y dos romanzas; leí tres periódicos sin enterarme de nada de lo que decían; medité; alejé las meditaciones; volví a meditar; rectifiqué las arrugas de mi pantalón; hice caricias a un perro, propiedad del parroquiano que estaba a la derecha; di vueltas al botoncito de la cuerda de mi reloj hasta darme cuenta de que se había roto antes y que no tendría inconveniente en dejarse dar vueltas un año entero.

¡Oh! Había una razón que justificaba todo aquello. Mi amada desconocida iba a llegar de un momento a otro.

Nos adorábamos por carta desde la primavera anterior. ¡Excepcional Gelda! Su amor había colmado la copa de mis ensueños, como dicen los autores de libretos para zarzuelas.

Sí. Estaba muy enamorado de Gelda. Sus cartas, llenas de una gracia tierna y elegante, habían sido el lugar geométrico de mis besos

A fuerza de entenderme con ella sólo por correo había llegado a temer que nunca podría hablarla. Sabía por varios retratos que era hermosa y distinguida como la protagonista de un cuento.

Pero en el Libro de Caja del Destino estaba escrito con letra redondilla que Gelda y yo nos veríamos al fin frente a frente; y su última carta, anunciando su llegada y dándome cita en aquel café moderno —donde era imprescindible aguantar a los cinco pelmazos de la orquesta— me había colocado en el Empíreo, primer sillón de la izquierda.

Un taxi se detuvo a la puerta de un café. Ágilmente bajó de él Gelda.

Entró, llegó junto a mí, me tendió sus dos manos a un tiempo con una sonrisa celestial y se dejó caer en el diván con un "chic" indiscutible.

Pidió no recuerdo qué cosa y me habló de nuestros amores epistolares, de lo feliz que pensaba ser ahora, de lo que me amaba...

—También yo te quiero con toda mi alma.

—¿Qué dices? —me preguntó.

—Que yo te quiero también con toda el alma

—¿Qué?

Vi la horrible verdad. Gelda era sorda.

—¿Qué? —me apremiaba.

—¡Que también yo te quiero con toda mi alma! —repetí gritando.

Y me arrepentí enseguida, porque diez parroquianos se volvieron para mirarme, evidentemente molestos.

—¿De verdad que me quieres? —preguntó ella con esa pesadez propia de los enamorados y de los agentes de seguros de vida—. ¡Júramelo!

—¡¡Lo juro!!

—¿Qué?

—¡Lo juro!

—Pero dime que juras que me quieres —insistió mimosamente.

—¡¡Juro que te quiero!! —vociferé.

Veinte parroquianos me miraron con odio.

—¡Qué idiota! —susurró uno de ellos—. Eso se llama amar de viva voz.

—Entonces —siguió mi amada, ajena a aquella tormenta— ¿no te arrepientes de que haya venido a verte?

—¡De ninguna manera! —grité decidido a arrostrarlo todo porque me pareció estúpido sacrificar mi amor a la opinión de unos señores que hablaban del Gobierno.

—¿Y... te gusto?

—¡¡Mucho!!

—En tus cartas decías que mis ojos parecían muy melancólicos. ¿Sigues creyéndolo así?

—¡¡Sí!! —grité valerosamente—. ¡Tus ojos son muy melancólicos!

—¿Y mis pestañas?

—¡¡Tus pestañas, largas y rizadísimas!!

Todo el café nos miraba. Habían callado las conversaciones y la orquesta y sólo se me oía a mí. En las cristaleras empezaron a pararse los transeúntes.

—¿Mi amor te hace dichoso?

—¡¡Dichosísimo!!

—Y cuando puedas abrazarme ...

—¡¡Cuando pueda abrazarte!! —chillé, como si estuviera pronunciando un discurso en una Plaza de Toros— creeré que estrecho contra mi corazón todas las rosas de todos los rosales del mundo.

No sé el tiempo que seguí afrontando los rigores de la opinión ajena. Sé que, al fin, se me acercó un guardia.

—Haga el favor de no escandalizar —dijo—. Le ruego a usted y a la señorita que se vayan del local.

—¿Qué ocurre? —indagó Gelda.

—¡¡¡Nos echan por escándalo!!!

—¡Por escándalo! —habló ella estupefacta—. Pero si estábamos en un rinconcito del café, ocultando nuestro amor a todo el mundo y contándonos en voz baja nuestros secretos...

Le dije que sí para no meterme en explicaciones y nos fuimos.

Ahora vivimos en una "villa" perdida en el campo, pero cuando nos amamos, acuden siempre los campesinos de las cercanías preguntando si ocurre algo grave.

sábado, 9 de julio de 2011

Pobrecito mi Patrón - Facundo Cabral

El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo
pero no había agua
Dios la había bebido

Cual comodoro buscando agua
encontró petróleo
pero se murió de sed...


Yo no sé quien va más lejos
la montaña o el cangrejo

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Quién sabe si el apoyarse
es mejor que el deslizarse

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Más que el oro es la pobreza
lo más caro en la existencia

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Dominar es su manera
y así nadie se libera

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Lo importante no es el precio
sino el valor de las cosas

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Que me importa ganar diez
si sé contar hasta seis

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo...





* * *

Y los monstruos que llegaron con sus fusiles de asalto
chalecos antibalas (porque seguro que eran bien valientes)
sus grandes carros
creyeron que Facundo murió
pero ahora
está más vivo que nunca

Pobrecitos esos idiotas
piensan que los pobres somos nosotros :)

viernes, 8 de julio de 2011

Para Gus


Despierta maestro, tu musica nos ayuda a encontrar a nuestras almas gemelas...

a creer en la misteriosa sincronía del universo...

y cuando encuentras una botellita con un mensaje en el océano

(de qué tamaño es Internet?)

a creer que las casualidades no existen, sólo el destino

aunque sea

por un instante

jueves, 7 de julio de 2011

Cuando te roban tu frijolito

Es lo mismo aquí en Guatemala que en cualquier parte del mundo:



Bueno, un poquito más desafortunado aquí, la verdad.

miércoles, 6 de julio de 2011

(Very) Random thoughts


* A veces me asombra comprobar que en efecto, el universo está a mi favor.

* Aunque hay días mejores que otros, la verdad.

* Ahora en estos tiempos ya nadie dice "Ala qué heavy!"

* Algo que me fascina de mi es que a veces me pongo eufórico sin motivo aparente. Estoy demente. Yay!!!

* El que se queda es el que más sufre. En el barco del amor sólo hay un salvavidas...

* Los niños son la razón de todo. Por ellos, dos personas que alguna vez se quisieron asesinar con los platos y los sartenes llegan a ser civilizados y con el tiempo, llegan a ser amigos.

* Hacer las tareas del colegio no es un prospecto muy atractivo, pero cuando hacemos tareas con el Tigrito generalmente le termina doliendo el estómago de la risa.

* Si la vida no se trata de eso, no sé que será.

* Todo, absolutamente todo, cae por su propio peso.

* Si no escribo o si no toco piano o guitarra, siento que me asfixio.

* Modestia aparte, claro.

* Por qué algo que ya sabías a la perfección adquiere todo el sentido del mundo única y exclusivamente hasta que una tercera persona te lo informa? Cómo se llamará este curioso fenómeno psicológico?

* Necedad?

* Descubrí casi que por accidente ReverbNation y fue una revelación

* Quiero estar ahí

* Puedo tener hasta 5 objetos (reloj, billetera, llaves, teléfono, tarjeta de acceso) agarrados con las dos manos. Sin son más, invariablemente termino botando algo.

* Batallas que a veces gana el Corazón y otras pierde en grande...

* Sip... hay días mejores que otros, la verdad.




* * *

Update: Gracias a todos los que escribieron para reportar el link roto de Reverbnation. Ya lo compuse. You happy now?

lunes, 4 de julio de 2011

Firework - Katy Perry

Do you ever feel like a plastic bag
drifting through the wind, wanting to start again?
Do you ever feel, feel so paper thin
like a house of cards, one blow from caving in?

Do you ever feel already buried deep?
Six feet under screams, but no one seems to hear a thing
Do you know that there's still a chance for you
'cause there's a spark in you?

You just gotta ignite the light and let it shine
Just own the night like the 4th of July

'Cause baby, you're a firework
Come on, show 'em what you're worth
Make 'em go, oh, oh, oh
as you shoot across the sky

Baby, you're a firework
Come on, let your colors burst
Make 'em go, oh, oh, oh
You're gonna leave 'em falling down

You don't have to feel like a waste of space
You're original, cannot be replaced
If you only knew what the future holds
after a hurricane comes a rainbow

Maybe there's a reason why all the doors are closed
so you could open one that leads you to the perfect road
Like a lightning bolt, your heart will blow
And when it's time, you'll know

You just gotta ignite the light and let it shine
Just own the night like the 4th of July

'Cause baby you're a firework
Come on, show 'em what you're worth
Make 'em go, oh, oh, oh
as you shoot across the sky

Baby, you're a firework
Come on, let your colors burst
Make 'em go, oh, oh, oh
You're gonna leave 'em falling down

Boom, boom, boom
Even brighter than the moon, moon, moon
It's always been inside of you, you, you
And now it's time to let it through

'Cause baby you're a firework
Come on, show 'em what you're worth
Make 'em go, oh, oh, oh
as you shoot across the sky

Baby, you're a firework
Come on, let your colors burst
Make 'em go, oh, oh, oh
You're gonna leave 'em falling down

Boom, boom, boom
Even brighter than the moon, moon, moon
Boom, boom, boom
Even brighter than the moon, moon, moon





* * *

El video es... raro... but Batfink approves

Hat tip to LC que en un extraño giro del destino me ayudó a encontrarla cuando hizo la traducción (por supuesto que me acuerdo, esta mente no olvida nada)

domingo, 3 de julio de 2011

Speed Demon Skull Checkers Acid

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* * *

Hasta qué edad puede uno aprender a montar patineta?

Se es demasiado viejo a los 40? Es mucho impedimento que los huesos ya no peguen como antes, las coyunturas truenen como bisagras de casa del terror y que en lugar de rebotar en el asfalto quedés ahí, primorosamente espatulado?

Siendo como irremediablemente soy, me puse a investigar en la red de redes todos estos pequeños detalles y llegué a la conclusión de que

1. O estoy pasando por una crisis de la edad madura
2. O es nostalgia (poco probable, la última vez que monté uno de estos aparatos deje las fauces incrustadas en un portón allá por la zona 7).
3. O mi hijo patina más rápido cada día y ya no me da el aire para alcanzarlo.
4. O estoy perdiendo la chaveta.

Y entre más lo pienso, más escucho una vocecita en mi interior que me susurra

Sólo hacelo y ya!

Es inevitable: me voy a romper la madre (cosa que curiosamente no me ha detenido en otras ocasiones) y estoy listo para embarcarme en otra aventura...

viernes, 1 de julio de 2011

Tigrito

tigrito

La primera vez que te cargué

eras una pelotita

Tenías los ojos grises

uno viendo para un lado y el otro para el lado contrario

Te dio hipo

y me vomitaste todo

y yo te abracé

y te olfatee el coco

*snif, snif, snif*

Olías a leche cortada

y a algo que ya conocía, algo familiar

algo mío

En ese momento supe quién eras vos

y supe por qué estaba yo en este mundo

La aventura de tu vida estaba empezando

y la mía

también...