jueves, 16 de febrero de 2012

La clave


Recuerdo esa noche: yo iba conduciendo y la persona que iba a la par me contaba cómo era que ya no aguantaba estar en ese trabajo porque tenía un montón de problemas.

—Y por qué no renuncias?

—Si pudiera renunciaría mañana mismo, pero no puedo quedarme sin trabajo.

—Podríamos llegar a casa e imprimir tu Hoja de Vida.

—Pero yo he visto y no hay nada bueno.

—Pues algo saldrá, mañana es jueves y podemos buscar en los clasificados del periódico.

—Pero está difícil, no hay puestos para mi.

—Pero si tenés una Licenciatura en Administración de Empresas por el amor de Dios!

—Si pero ahora hay que tener una maestría porque si no uno no es nada.

At this point, I was annoyed.

—Hay un montón de gente que intenta ser lo que vos sos y no puede, cómo podés decir eso? No te das cuenta lo que lograste?

—Mejor me quedo donde estoy.

—Pero si me estás diciendo que ya no aguantas!

—Pero no puedo hacer otra cosa, qué querés que haga!!

—Claro que podés!!!

—No puedo, entendé!!

*fight ensues*

Peleamos porque de plano. Pero la verdad, todo fue culpa mía

Porque ella no quería una solución, ella sólo quería que la escuchara. Ella era así. Y su mundo no era otra cosa que el trabajo y por lo tanto sólo del trabajo me hablaba.

Y a mi me fastidiaba.

Me fastidiaba porque no entendía.

La verdad es que ella podía ponerse bastante negativita cuando se lo proponía. Éramos polos opuestos, pero ahora y después de tantos años, sé que lo pude haber manejado mejor. Pude haberla consentido más. Ella sólo quería procesar la emoción de frustración que sentía. Ella quería sentirse bien, ella quería desahogarse. Ella no quería un cambio. Ella sólo quería que le pusiera atención. Pero en lugar de eso nos divorciamos. Qué puedo decir.

Pasó 14 años en el mismo trabajo. Hasta hace poco la cambiaron de puesto.


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