martes, 6 de noviembre de 2012

Espada de Damocles


Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza

los festines de Sicilia con su refinamiento

no tendrán dulce sabor

y el canto de los pájaros

y los acordes de la cítara

no le devolverán el sueño

el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos

ni una umbrosa ribera

ni las enramadas de Tempe acariciadas por los céfiros





—Horacio, Odas III, 1

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