domingo, 13 de julio de 2025

La pantomima moralista de las cyber-chusmas anónimas

Hay una tendencia cada vez más evidente en las bioseries modernas:

Se necesita un villano.

No uno real. Uno funcional. Alguien que cargue con la tensión dramática, que justifique la narrativa, que haga que el héroe parezca aún más víctima, más puro, más redimido.

En la serie de Luis Miguel fue su padre, Luisito Rey.
Ahora, en la de Roberto Gómez Bolaños, es Florinda Meza.
Una figura familiar, cercana… y perfecta para que el espectador se sienta juez con derecho a condenar.

La fórmula es simple:

1. Elegimos una figura con matices.
2. La mostramos de forma sesgada.
3. La sacrificamos ante el altar de los ratings.

Marketing a través de la incitación al odio...

Y funciona. Vaya si funciona.

No importa si la persona aún está viva.
No importa si no puede defenderse.
No importa si lo contado es solo media verdad.

Lo importante es que venda.

La crueldad, el odio, el linchamiento: todo eso genera clicks.

Pero lo que me repugna no es solo la estrategia. Es la chusma digital que se suma a la lapidación.

Gente que jamás se ha tomado el tiempo de conocer a fondo a alguien, que no tiene idea de lo complejo que es ser humano, que nunca se ha enfrentado a su propio reflejo… y que sin embargo, se cree autorizada para escupir juicio tras juicio desde la comodidad del anonimato.

¿Quién los nombró fiscales del alma ajena?

¿Con qué derecho se permiten descuartizar a una persona en comentarios y tweets?

Hipócritas.

Todos tenemos partes oscuras. Todos hemos herido a alguien.

Todos tenemos algo de lo que avergonzarnos.

Pero la diferencia es que algunos tienen la suerte de que sus errores no están dramatizados en una serie de Netflix ni se vuelven trending topic, no se transforman en memes.

¿Querés sentirte moralmente superior?
¿Querés jugar a ser bueno?
Perfecto.
Pero no hace falta aplastar a nadie para lograrlo.

Detrás del personaje siempre hay una persona.
Una con miedos, errores, contradicciones, y quizás más humanidad de la que vos mismo has mostrado jamás.


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No estoy defendiendo santos.
No me interesa decir quién fue bueno o malo.
Lo único que pido es esto:

Pensá.

Antes de repetir el discurso fácil.
Antes de burlarte.
Antes de apedrear.

Pensá que mañana podría ser tu madre. Tu pareja. Vos.

Porque cuando el circo termine con este chivo expiatorio,

necesitarán uno nuevo...

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