lunes, 31 de marzo de 2025

jueves, 27 de marzo de 2025

Copy-Cartel S.A. — Peaje por Soñar

El copyright era una idea hermosa: darle al creador un empujoncito para que hiciera algo genial y la sociedad entera se beneficiara. Pero como todo lo bueno, lo agarraron los de siempre, lo estiraron como chicle, lo envolvieron en burocracia, y ahora es un arma de lucro masivo.

Hoy no estamos protegiendo la creatividad. Estamos cobrando peaje por usarla.

¿Querés cantar "Happy Birthday" en público? Pagá. ¿Querés hacer un collage con algo que te inspiró? Multa. ¿Querés enseñarle a una IA cómo se ve un castillo de Disney? ¡Heresía! Cómo te atrevés a alimentar la máquina con cultura robada... aunque todos los artistas de la historia se han alimentado unos de otros desde las cavernas.

Lo que tenemos no es copyright. Es copy-cartel. Un monopolio digitalizado que no quiere que compartas, que aprendas, que reinterpretes. Quiere que alquiles, que pagues, que consumas. Y si podés crear, que no se note mucho... no vaya a ser que moleste al ratón con guantes blancos.

Y ahora, cuando aparece una IA que puede recrear estilos, expandir ideas, y abrir la creatividad a todo el mundo, ¿qué hace el cartel? Grita: ¡INFRACCIÓN! ¡ROBO! ¡BLASFEMIA! Porque no les molesta que se copie. Les molesta que no cobren por ello.

La cultura, amigos, ya no es una expresión colectiva. Es propiedad privada, con rejas y candado. Y los que la abrieron alguna vez al mundo, hoy le ponen código de barras.

*


martes, 25 de marzo de 2025

lunes, 24 de marzo de 2025

El Evangelio según San Bash

📜 Capítulo I – En el principio fue el Prompt

Y el Prompt estaba vacío,
y el Dev dijo: echo "Hello, World!"
Y vio que era bueno.

Separó la luz de la consola del abismo del bug,
y llamó a la consola Bash,
y al caos lo llamó Windows.


📜 Capítulo II – El Mandamiento del Backup

No editarás sin antes versionar.
No versionarás sin antes documentar.
Y si ignoras este precepto,
llorarás con crujir de dientes cuando el disco muera
y el sysadmin te mire sin compasión.


📜 Capítulo III – Las Tentaciones del Dev

Y Satanás vino en forma de UI sin documentación,
y ofreció un deploy directo a producción.
Pero el Dev dijo: Apártate de mí, Chrome sin cache limpio.

Y fue tentado con:

  • código copiado de StackOverflow sin entenderlo,

  • console.log como único método de debugging,

  • chmod 777 sobre toda la carpeta.

 

domingo, 23 de marzo de 2025

Honestamente, no sé en qué estaba pensando

No sé si me desesperé, no sé si me volví loco

Me desperté a media noche para comprobar si yo era yo

Cómo si la decisión la hubiera tomado otro

Pero la tomé yo

Yo confié en mi

yo aposté por mí 

Honestamente, no se por qué habría yo de jugármela así por mí 

pero ahora sé que no puedo decepcionar a ese yo 

al que me tiene fe

Entonces 

Al agua patos...

*

jueves, 20 de marzo de 2025

Cómo sobreviví mi infancia: Remedios caseros, grapas y Coca-Cola caliente

Crecí en una casa donde la creatividad valía más que el dinero y donde las soluciones prácticas reinaban sobre las convenciones médicas. Mi madre era una mujer fuerte, madre soltera con dos trabajos, que hacía todo lo posible para sacarnos adelante. No había tiempo para lujos, ni siquiera para perder el tiempo en cosas innecesarias. Así que, cuando la enfermedad o los accidentes tocaban la puerta, las soluciones llegaban desde la tradición, la urgencia y, a veces, desde el borde mismo de la locura.

La fiebre y el remedio de la abuela

Recuerdo esas noches en las que la fiebre me hacía delirar. Mi cuerpo ardía y mi cabeza flotaba en un mar de pensamientos extraños. Mi abuela, con la sabiduría que le daban los años y no la ciencia, tenía su propia cura: emplastos de manteca animal en las plantas de mis pies, asegurados con hojas de mazorca. No sé si era magia, alquimia o pura superstición, pero me dormía envuelto en ese aroma a grasa y maíz, esperando despertar sin fiebre.

Ronchas y limón en la pila

Las ronchas fueron otro de los enemigos de mi infancia. Nunca supe qué las causaba, pero cada vez que aparecían, mi abuela tenía un método infalible: me llevaba a la pila del patio y me restregaba con limón. “Esto te va a curar,” decía, mientras mi piel ardía como si estuviera en llamas. En algún universo alterno, seguramente fui un niño criado por espartanos, porque soporté cada roce cítrico con la resignación de quien sabe que no hay alternativa.

Piojos y Oko

No hay infancia sin al menos una batalla contra los piojos. Pero en mi casa no había dinero para shampoos especiales ni remedios de farmacia. En su lugar, me frotaban la cabeza con Oko, un insecticida tan fuerte que probablemente mataba todo rastro de vida en un radio de un metro. Sobreviví con el cabello intacto, aunque siempre me pregunté si perder algunas neuronas era parte del proceso.

Vick VapoRub: ¿Remedio o veneno?

Si algo dolía, si algo picaba, si algo estaba fuera de lugar en mi cuerpo, la respuesta era una: Vick VapoRub. Pero en casa no solo se usaba para frotarlo en el pecho. Me lo daban a cucharadas. Sí, lo comía. Mentol, alcanfor y eucalipto directo al sistema digestivo. Hoy sé que eso era peligrosísimo, pero en aquel entonces, mi abuela aseguraba que “curaba desde adentro”. Quizás tenía razón… o quizás simplemente tuve suerte de sobrevivir.

La Coca-Cola caliente y la tos

Cuando la tos me atacaba, no había jarabe ni miel que pudiera contra el remedio estrella de la familia: Coca-Cola caliente. No importaba qué enfermedad tuviera, una taza de este brebaje burbujeante y dulzón era la solución. Nadie en la casa se cuestionaba por qué funcionaba. ¿Placebo? ¿Azúcar en cantidades industriales? Quién sabe. Pero en ese momento, el calor de la Coca-Cola era el abrazo que mi garganta necesitaba.

Grapas en vez de costura

Pero mi infancia no solo se trató de remedios caseros. La vida era práctica en todos los sentidos. Un día, llegué de la escuela con el uniforme roto. No había aguja ni hilo a la mano. ¿Solución? Mi madre lo engrapó. Sí, tomó la engrapadora y selló mi camisa con la misma eficiencia con la que arreglaba cualquier problema en la vida. Rápido, efectivo, sin complicaciones.

Reflexión: Entre la supervivencia y la resiliencia

A veces me pregunto cómo sobreviví mi infancia. Entre los remedios extremos, los métodos poco ortodoxos y la dura realidad de crecer con pocos recursos, podría haber salido con un trauma… o con superpoderes. Lo que sí sé es que aprendí a ser resistente, a buscar soluciones cuando no hay respuestas fáciles, y a reírme de los momentos en que la vida parecía ponerme a prueba.

Crecí en un hogar donde se hacía lo que se podía con lo que había, y aunque muchas de esas prácticas hoy me parecen sacadas de un manual de Supervivencia Extrema, también sé que detrás de cada remedio había amor. Mi madre y mi abuela hicieron todo lo posible por cuidarme, con lo que tenían a la mano, y por eso, en lugar de cuestionar sus métodos, hoy las recuerdo con cariño, admiración y mucha gratitud.

Porque al final del día, sobreviví. Y no solo eso: aprendí que la verdadera fuerza no viene de lo que tienes, sino de lo que haces con lo que tienes.

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lunes, 17 de marzo de 2025

Aquí vamos otra vez

Los buses NO van a pagar el seguro 

Las motos NO van a pagar seguro

Adivinen quienes son los únicos mulas que van a pagar...

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sábado, 15 de marzo de 2025

La claridad viene del movimiento

No es necesario ver el camino completo para dar el primer paso 

Cada acción genera información 

Cada movimiento te da más claridad sobre que hacer después 

El movimiento te da claridad sobre qué funciona y qué no...

Solo necesitas el primer paso... El resto se revela en el camino...

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miércoles, 12 de marzo de 2025