Las 4 P.M. La puerta del café estaba frente a mí. La crucé y dejé atrás la tarde lluviosa. Todavía cerrando mi paraguas, me interné en el tibio ambiente del café en busca de Bill. A esas horas él debería estar por ahí.
Lo encontré sentado en la mesa junto al enorme ventanal, picando furiosamente su pocket pc y maldiciendo en voz baja.
- "...colgado otra vez!! Maldito pedazo de porqueri-..."
Bill se cortó cuando notó que yo estaba cerca. Levantó la vista, me sonrió, me examinó de arriba abajo a través de sus no muy delgados lentes y con la expresión de alguien que acaba de hacer otro millón de dólares en los últimos 15 segundos me dijo:
- "Hola... te estaba esperando."
- "Hola... Bill" le dije secamente, mientras jalaba la silla y me sentaba frente a él.
- "Por qué tan lejos? Ven aquí..." me dijo en tono recriminatorio, "por qué estás tan arisco?"
- "Bill, tú y yo tenemos que hablar."
Bill levantó la mirada al techo y después de un suspiro que parecía un estirón dijo:
- "Sí, sí, sí... ya sé: me vas a reclamar que Windows Vista se tarda mucho, que se queda colgado, que arruinó tu data, que no puede ejecutar tus tristes programitas... no? Yo ya te dije que hasta que no compres una computadora con un performance decente no vas a sentir el wow. Y no me vengas con que esas computadoras son carísimas. El hecho de que sean más caras que tu carro quiere decir que TU carro es un pedazo de lata con ruedas. Lo siento."
Bill se cruzó de brazos y se puso a ver la ventana con aire de ofendido. En ese momento llegó una camarera portando una bandeja y anunciando su contenido:
-"Aquí le traigo su té helado y su pastel de manzana don Bill, y para usted" dijo dirigiéndose a mí, "el sandwich de oreja de vaca con aceitunas, alcaparras y moras y el café negro con canela, chile cobanero y pimienta". A continuación, derramó el té, botó el pastel, desarmó el sandwich y dejó caer estrepitosamente la taza de café. Luego se alejó como si nada.
- "Te pedí tu sandwich favorito. Espero que lo disfrutes" dijo Bill secando con servilletas el reguero de té y aún indignado conmigo.
Contemplé el sandwich. Mi favorito?
- "Ves Bill, tantos años juntos y todavía no sabes mis preferencias en cuanto a sandwiches. No me conoces... nunca me has conocido de verdad."
- "Claro que sí" protestó, "sé que eso te gusta! de otra manera no me habría salido en mi SQL Server... pero ya no peleemos más, mejor dime cómo te pareció el service pack de Vista."
- "No lo he instalado" le contesté fríamente.
- "Pero sí has instalado Vista... verdad?" dijo dudoso, mientras sacaba su pocket pc y se disponía a encenderla para consultar el dato.
- "Apaga eso. No he instalado Vista tampoco. Y no lo voy a instalar."
- "Si claro,” dijo Bill en tono sarcástico, “ahora resulta que te vas a quedar con XP hasta que ya no le demos soporte. Por el resto de qué? seis meses? un año? Hahaha!!"
Yo seguí inmutable. Bill cambió de pronto y su risa se volvió silenció. Con gravedad añadió:
- "No pensarás instalar... algo... Apple... o sí?"
- "Apple? No. Apple no. Caería en lo mismo, o tal vez peor."
Bill puso las manos sobre la mesa, se inclinó hacía adelante, apretó los dientes y susurro:
- "No habrás instalado..."
- "Sí Bill. Eso he venido a decirte. Ahora estoy con el pingüino."
- “Como pudiste...?” chilló Bill, “Después de tantos años... Cómo??!!! Desgraciado... Malhombre...!!”
- “Lo siento Bill, pero ya no seré tu amante.”
- “Por qué? Qué tiene ese que no tenga yo? Qué te ha dado ese pingüino que no te haya dado yo?? Qué? QUÉ???”
- “Es que tú eres muy posesivo, Bill. Siempre me has tenido encerrado en tu mundo. Tu mundo está vacío, y tu no entiendes nada del mío.”
- “No cites a Luis Enrique. Sabes que odio la salsa.”
- “Pero es cierto. Siempre todo tiene que girar alrededor tuyo. Decides cambiar de tecnologías cuando se te da la gana y uno tiene que actualizarse como pueda. Me limitas con tus licencias, pones DRM en mis mp3, te metes a mi máquina y me acosas... No Bill. Te aprovechas de mí y no puedo permitir eso.”
- “Pero serás amante del pingüino... eres un shuco!!!” dijo Bill mientras clavaba el tenedor en su pastel.
- “No te metas con el pingüino, porque él sí sabe cómo satisfacerme.”
- “Pero acaso te has olvidado... de todas aquellas noches...”
- “No... Bill. No caeré otra vez...”
Pero Bill siguió:
“... aquellas noches que pasaste con Windows 3.1... y todas las horas en que pedías más y MÁS Windows 95... o Visual Basic? Dime... ya te olvidaste de todas aquellas noches y madrugadas locas llenas de placer y éxtasis? ... de todos aquellos orgasmos!!!”
Una viejita que estaba en la mesa de al lado exclamó "Padre celestial!" y empezó a toser incontrolablemente. Bill se volvió hacía ella.
- “Qué? Acaso nunca ha programado?”
La viejita negó con la cabeza .
- “No sabe los placeres carnales que se pierde!”
A la viejita le dio el patatus y llegaron varios meseros a levantarla.
- “Suficiente, Bill.” dije mientras me levantaba de la mesa, “No permitiré que me hagas otra de tus escenitas.”
- “No, espera... no te vayas...”
- “Lo siento Bill, este es nuestro adiós.” Me di la vuelta y me encaminé hacía la puerta.
- “Espera, espera...” Bill se levantó presuroso y tomó mi mano entre las suyas.
- "Sin mariconadas pues..."
Me soltó ruborizado y dijo con mirada suplicante:
- "Por lo menos, dime una cosa, antes de partir."
Me detuve. Aquello era el adiós. Y en este momento final nos diríamos las frases memorables que resumirían nuestra relación. Revelaríamos la esencia de lo que fue lo nuestro.
- "Qué cosa?"
- "No vas a pagar por el sandwich que te pedí??"
- "Eres un hijo de puta, Bill."