Anoche salí de acá y caminando llegué hasta el carro... estaba parqueado en la esquina opuesta de los edificios gemelos, sobre la calle. Las luces del alumbrado público, el aire de la noche y la tranquilidad me hicieron recordar de pronto otra noche, hace un poco más de dos meses, en la que me disponía a doblar esa misma esquina... me acercaba por la avenida y cuando iba a cambiar de velocidad, sentí tu mano y tus deditos apretando mi mano sobre la palanca.
Cómo algo tan sencillo puede resultar tan bello? lo sé porque no puedo olvidarlo.... No puedo olvidar que no dijimos nada (no porque no tuviéramos nada que decir, porque definitivamente no es nuestro caso) pero estábamos ahí, conscientes el uno del otro, en medio de una sensación mágica de quietud y paz... todo afuera era un rumor y la noche nos protegía... Caí en cuenta de que era la sensación de pertenecer, el mismo sentimiento de cuando cruzas la puerta para entrar a tu casa... me sentí en casa con vos. Sip, ahí, en medio de cualquier lugar, pero a tu lado...
Cambié velocidad con tu mano sobre la mía... la esquina era inminente y tuve que quitar la mano para girar el timón a la derecha... luego me apresure a tomar tu mano contra la mía y puse tus dedos entre mis dedos, apretándote un poquito, para que no te escaparas...