En la Tricentenaria no hay que pagar casi nada en términos de dinero...
pero pagas miles en términos de
tiempo - desplazamiento - conveniencia - administración - errores administrativos - malos catedráticos (siempre existe uno - tú sabes quién es) - y un sin fin de temas no académicos...
Dios te guarde de perder una clase... el destino se te complica horrores...
Por supuesto que admiro a la gente que ha salido de ahí
pero no por su caudal de conocimiento - sino por los huevos y la persistencia...
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