La lluvia le quita la sed a la tierra.
Nos alimenta. Nos purifica.
Las gotas, a ritmo de tambor,
se llevan lo que nos sobra
y dejan lo esencial:
lo renovado,
preparado para nueva vida.
La lluvia es un ángel frío
Es la muerte
Camina descalza entre las calles,
despierta a los ríos dormidos
y busca llevarse a los incautos,
a los desprevenidos,
a los que no entienden su misión.
Porque la lluvia no elige,
no distingue entre vida y muerte.
Solo cumple su orden:
purificar la tierra,
quitar la sed del suelo
y llevarse lo que sobra.
Y esta noche,
en la negrura de la 1:00 AM
cuando el agua cae sin memoria…
el que sobra
podrías ser tú...
*