Había una vez...
un campesino que fue a visitar a un monje budista para que lo aconsejara sobre cierto problema que tenía.
Sin embargo, antes de que el campesino pudiera explicar sus circunstancias, el monje hizo un ademán de silencio y señaló el tronco de un enorme roble que yacía al lado del camino.
"Levántalo", le dijo.
"No hay forma de que pueda levantar eso... es muy pesado!!" contestó el campesino.
"El problema" -dijo el monje- "no es que el tronco sea muy pesado. El problema es que tú eres muy débil..."
Nuestra habilidad de tener éxito
no está determinada por el tamaño de nuestros problemas
sino por la intensidad de nuestra fuerza vital
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