Pero eso ya lo sabíamos.
Tomemos por ejemplo una de las tantas aflicciones con la que castigan a sus parroquianos: el tráfico.
Lo han manejado como el orto por años: que alguien tan incompetente aporte alguna solución realista... hace tiempo que lo habíamos descartado. Es más, no sorprende para nada que las medidas que se sacan del hoyo sólo empeoran todo cada año que pasa.
Lo que está ocurriendo ahora (que tampoco sorprende y que se veía venir desde lejos lejísimos) es que la incompetencia ha crecido a niveles tan pantagruélicos que desborda la geografía municipal y hace sinergia (o mejor dicho entropía) con las aledañas.
Clarísimo como el agua - excepto en Guatemala dónde la visión a largo plazo no pasa de las dos semanas en el futuro...
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