Aunque parecen muy tranquilos y controlados, los gatos siempre están atentos a lo que está ocurriendo a su alrededor. Si oyen el gorjeo de un pájaro o ven un ratón correteando por el suelo, pueden saltar en un santiamén y perseguir a su presa a toda velocidad.
Sin embargo, si su presa logra escapar, no parecen apegarse al recuerdo de lo que habría podido ser, sino todo lo contrario: se tranquilizan de nuevo y retoman su meditación.
Seguro que tú nunca asociarías a los gatos con el esfuerzo,
simplemente se limitan a ser ellos mismos,
sin reservas,
absortos en el momento presente,
abiertos a lo que ocurra.
Para aprender a meditar con esfuerzo sin esfuerzo, con el equilibrio adecuado de alerta y relajación,
observa a los gatos.
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