Bueno, resulta que vos tenías una regla. Una. Sola. Clarita. Algo así como: "No toqués ese botón". Fácil, ¿no? Pero nooooo, aparece el iluminado de turno que dice "Nah, total no se va a dar cuenta..." y ¡pum! lo rompe. A escondidas. Como un ninja del quilombo. Entonces vos, que claramente sos un ser de luz, en vez de decir "Che, no rompas las reglas", decís "¿Sabés qué? Tomá. Más libertad. Hacé lo que quieras. Rompé todo, ya fue."
Porque claro, si alguien no puede respetar una regla simple, lo mejor es sacarle todas. Lógica pura. Premio Nobel de la pedagogía.
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