martes, 7 de diciembre de 2010

La estrella que te cuida


—Acabo de hacer el descubrimiento astronómico más increíble de todos los tiempos —dijo ella por la radio de onda corta.

Él se rió del otro lado.

—En serio!

Ya tenía un año de estar escuchando su voz por la radio y aún no se acostumbraba a sus ocurrencias.

—Y qué podrá ser lo que descubriste en esta ocasión?

—La nebulosa de la Vaca.

—Y dónde queda la nebulosa de la Vaca?

—Te voy a dar las coordenadas... apunta tu telescopio a 45.3 grados exactamente sobre el sureste.

—Ok, ya la veo. Debo admitir que tiene forma de vaca.

—Y en medio está el mapa de Nueva Jersey.

—Oh por Dios...

—Voy a bautizarla como la nebulosa de la Vaca Jersey.

Esta chica era algo especial. Apareció de pronto una noche en la radio de onda corta y siempre lo acompañaba durante sus noches de astronomía amateur. Ella con su telescopio quién sabe dónde y él con el suyo. Separados, pero unidos por la radio y la necesidad de pasear por el universo. Él nunca le preguntó su ubicación y ella nunca le hizo preguntas personales. Sólo hablaban de las estrellas...

Durante ese tiempo, habían descubierto la constelación del Gato, la nebulosa del Dragón, la galaxia del Piso de Granito, la estrella del Vino, el cúmulo de los Fideos, el planeta de Harry Potter, la supernova de Totto, el asteroide de la Aventura Increíble y el cometa del Destino...

Nada de esto estaba en la cartografía astral normal. Ellos habían remapeado todo el universo con sus descubrimientos...

Ella ponía su canción de fondo y cuando estaban juntos parecía que estaban dentro de una burbuja cósmica donde nada malo podía pasar... Todo se llenaba de una curiosa sensación de seguridad...

Esa noche, él tenía algo importante qué decirle. Algo que había estado sintiendo. Él pensaba que nunca había tenido problemas para expresar sus sentimientos, pero ahora...

Se mojó los labios con el frío de la noche...

—Oye, tengo algo que decirte...

—Yo también.

—Uh? De veras?

—Sip.

—Y... qué es?

—Estoy viendo por el telescopio una estrella.

—Exactamente de eso se trata la astronomía, hehehe… de ver las estre—

—Le pedí a esa estrella que te cuidara y te hiciera feliz.

Por un momento, él no acertó a decir nada. Todas las estrellas hicieron ruidito de cascabeles de plata y el cielo parecía que se acercaba...

—Nunca antes ninguna estrella me había cuidado... tengo una muy curiosa sensación de seguridad... y me gusta.

Ella se rió.

—Y qué me vas a decir?

—Eeeehhh... pues yo... te quiero... no! te quiero decir que lo te quiero decir no es eso sino otra cosa diferente a la que escuchaste, aunque sí— Qué estoy diciendo??

—Oye, me tengo que ir.

—Qué? No! Espera, te tengo que decir algo...

—Te dejo la Vaca Jersey.

—Niña traviesa, espera...

Estática en la radio...

Se quedó viendo todas las estrellas al mismo tiempo... Qué demonios pasó?

La noche siguiente salió otra vez, esperando sintonizarla en la radio de onda corta. Se quedó hasta la madrugada... nada. Siguió así varias noches y el resultado era el mismo, sólo se escuchaba el vacío de la estática.

Le habrá pasado algo? Un sinfín de ideas desfilaban por su mente... buscarla... pero, cómo encontrarla? Nunca le preguntó de dónde era o dónde vivía... y podía estar en cualquier lugar de la tierra…

Empezó a escuchar la radio todo el día y toda la noche esperando...

Y así pasaron los dias, los meses...

Pasaron los años...

Un buen día se hartó. "No es posible vivir así!" pensó, "De todas formas, a quién demonios le interesa la astronomía? Que se vayan al cuerno todas las estrellas! No quiero ser una moneda en el aire..." Vendió el telescopio, vendió el radio, vendió sus mapas del cielo y se compró un barco para adentrarse en el mar...

Llegó la noche en alta mar y de pronto el faro que lo guiaba desapareció. No podía saber dónde estaba. Suspiró... se acostó en la cubierta del barco y vio el cielo una vez más... parecía que no cabría otra estrella allá arriba.


Otro suspiro... era el cielo que había remapeado con ella. Cada constelación, cada nebulosa estaba ahí. Cada rincón del firmamento estaba lleno de significado para él. El significado que ella le había dado. Qué divertido... había vendido todo para escapar del universo que se extendía sobre él y del universo que tenía adentro...

Con razón era imposible. No podía huir de sí mismo, no podía olvidar. Respiró la humedad del aire y lamentó su propia ingenuidad.

La estrella que estaba en el zenit le sonrió.

Y recordó... que nunca supo su nombre completo. Nunca pudo estar con ella. Nunca supo cómo se llamaba su canción. Ni siquiera le pudo decir adiós como él hubiera querido. Lo último que le dijo fue "niña traviesa". Sólo apareció y desapareció como una lluvia de estrellas, como supernova...

—Nunca me dijo cuál era la estrella que me debía cuidar —dijo en voz alta.

Vio otra estrella... y le sonreía igual... y otra... también...

"Me estoy volviendo loco o todas las estrellas me están sonriendo".

Y entonces cayó en cuenta...

"No sé cuál es mi estrella... pero así es mejor. Puede ser cualquiera de ellas... toda la luz del cielo puede ser para mí... todas las estrellas me cuidan..."

Aquella curiosa sensación de seguridad lo invadió otra vez... Su burbuja siempre estuvo ahí, pero él no lo había comprendido…

Afuera y dentro de él, el universo lo cuidaba... como pidió ella.

Cerró los ojos para soñar... y sonrió...